jueves, 28 de marzo de 2019

Te repito, son tres regalos.


2 Timoteo 1:7, que dice “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”.

Poder: el poder en su plano más amplio significa que se utiliza para describir la facultad, habilidad, capacidad o autorización para llevar a cabo una determinada acción, también puede significar poseer mayor fortaleza corporal e intelectual en relación a otro individuo. 

En el contexto que quiero presentarlo hoy es en el plano obviamente espiritual. Dios nos otorgó el poder de gobernar sobre lo que el mismo Dios creo antes que el hombre, y dice en Hebreos 2:5 que Dios hizo al hombre un poco menor que los ángeles. Pero la esencia de este poder otorgado era, es y será (hasta que Cristo venga) la administración de todo lo que Dios creo incluyéndonos a nosotros mismos. Así lo expresa el texto bíblico que dice: Tomo pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. (Génesis 2:15), y recordando que nuestro cuerpo fue creado por la propia mano de Dios, debemos comenzar a cuidar de nosotros mismos para así poder cuidar a otros.

Este es el primer regalo.

Amor: el significado de amor es un poco más complicado de explicar, ya que puede abarcar muchos más aspectos de nuestras vidas, cosas, personas, etc… pero al amor que me quiero referir ahora es al amor con el que Dios se describe así mismo, ese amor requiere sacrificio y entrega, por el cual Dios entregó a su hijo para morir por la humanidad.
Es ese amor el que Dios entrega a cada hijo suyo, es ese amor que nos acerca cada vez más a la perfección de Dios, es ese amor que debe reinar en nuestras vidas y en nuestro entorno cada día. Meditemos en la palabra de Dios que nos dice en 1 Juan: 1:1- 3

MIRAD cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios: por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoce a él.

Muy amados, ahora somos hijos de Dios, y aun no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él apareciere, seremos semejantes a él, porque le veremos como él es.

Y cualquiera que tiene esta esperanza en él, se purifica, como él también es limpio.

Este es el segundo regalo.

Dominio propio: esto se refiere a esa capacidad que nos permite controlarnos a nosotros mismos y a nuestras emociones, y no, que estas nos controlen a nosotros. Científicamente es una reacción física a un pensamiento. Pero lo que obviamente les quiero compartir es lo referente al significado de esto en una persona renovada por el Espíritu de Dios. No hemos sido capaces de controlarnos en ningún escenario, y esto es desde tiempos remotos, cuando entro el pecado en este mundo, domino los sentidos y modifico nuestra respuesta ante ciertas situaciones.

Pero, gracias a Dios, y esto nos lo recuerda su palabra en cada libro que la compone, tenemos ejemplos, muchos y suficientes para corroborar que, con la ayuda de Dios y transformados por el poder de su Espíritu Santo, podemos ser capaces de moldear nuestra vida a este don maravilloso de nuestro Padre Celestial.

Cuando seamos transformados por el poder de Dios, entonces diremos como Pablo en Filipenses 3:13-14, “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo alcanzado ya; pero una cosa si hago: me olvido ciertamente de lo que ha quedado atrás, y me extiendo hacia lo que está adelante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” En el nombre de Jesucristo.

Y finalmente este es el tercer regalo, ¡disfrútalos!.

Feliz día mis amores.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sea tu si, si y sea tu no, no.