jueves, 3 de enero de 2019

Tu prójimo soy yo…

Colosenses 3:16 dice:

La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.

Una de nuestras responsabilidades como cristianos, es edificarnos unos a otros en la fe. A veces pensamos que es solo el papel de los líderes de la iglesia, y asumimos que el resto de nosotros podemos cruzarnos de brazos y despreocuparnos. Pero la verdad es que todos, sin excepción, necesitamos en un momento dado, una palabra de aliento, de consuelo y de ánimo.

Son muchas las personas que hoy caminan sin rumbo, sin meta, sin dirección; No participemos del anonimato espiritual, de las apariencias sociales; Seamos participes del amor de Dios y de su gracia, y hagamos lo que El mismo nos encomendó, “Amar al prójimo como a nosotros mismos”.

En las letras de Desiderata, encontramos un texto muy interesante, que de alguna manera hace alusión a lo que estamos hablando hoy, y dice:

Se cauto en tus negocios, pues el mundo está lleno de engaños,
mas no dejes que esto te vuelva ciego para la virtud que existe.
Hay muchas personas que se esfuerzan por alcanzar nobles ideales,
la vida está llena de heroísmo.
Se sincero contigo mismo, en especial no finjas el afecto,
y no seas cínico en el amor, pues en medio de todas las arideces
y desengaños es perenne como la hierba.
Acata dócilmente el consejo de los años,
abandonando con donaire las cosas de la juventud.
Cultiva la firmeza del espíritu para que te proteja
en las adversidades repentinas…

Como dicen estas letras, no nos volvamos ciegos, no dejemos de ver las virtudes que todavía existen en este mundo. Seamos sinceros, no finjamos el afecto y cultivemos la fortaleza del espíritu, para estar preparados en los tiempos difíciles.

Seamos hoy protagonistas de nuestras vidas, démosle una oportunidad a la vida para que nos de lo que ya Dios preparo para nosotros, y démosle una oportunidad más a las personas que nos rodean para que nos puedan mostrar sus bondades. De la misma manera, que podamos estar dispuestos a mostrarles a los demás el amor de Dios a través de nuestras acciones, palabras, y sentimientos.

Pidámosle a Dios que nos guarde en completa calma, como dice Isaías 26:3 

“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”.

Que la paz del Todo Poderoso nos acompañe y nos colme hoy.


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