Llena tu vasija:
Una vez participe de una dinámica
en una iglesia de esta ciudad, en la cual los participantes debíamos escribir
en papeles en blanco, las cosas que en algún momento de nuestras vidas nos
hicieron sentir feliz, dichoso, amados, alguna acción que nos hiciera sentir
bien con nosotros mismos y con los demás. Con esos papelitos, luego nos indicaron
que lo depositáramos en una vasija muy grande, la cual debíamos llenar con
dichos papelitos, dicha vasija se encontraba en el centro del salón donde se
llevaba a cabo la actividad.
Al inicio muchos comentaron
que la vasija era muy grande y que los participantes eran pocos para lograr
llenarla, pero a medida que íbamos escribiendo, muchos de los participantes se reían,
otros secaban las lágrimas de recordar esos momentos (por alguna razón), muchos
pedían otro papel, pues ya se había llenado el que le habían dado inicialmente.
Y así la mayoría de los participantes utilizó más de uno.
Antes de la coordinadora verificar
como había quedado la vasija, se acercó al centro del salón y coloco allí una
vasija pequeña, donde debíamos colocar otros papelitos, pero esta vez con las cosas
malas y desagradables que habían acontecido en nuestras vidas, esas cosas que
nos hacían sentir tristes; Allí después de haber colocado cada uno lo suyo, se procedió
a verificar que la vasija pequeña estaba rota y que le faltaba un lado por
donde se escapaban los papelitos.
En la vasija grande (que dicho
sea de paso era hermosa) se pudo contactar que (aunque parecía increíble)
estaba casi llena. Llena de tantas cosas buenas, agradables, maravillosas que pudimos
recordar los participantes de acontecimientos pasados. Pero la vasija pequeña también
estaba casi llena, aunque, los papeles
estaban en el suelo porque estaba rota y no podían permanecer dentro de ella.
Luego entonces, la coordinadora
pidió la palabra para explicarnos el significado de esto, y nos dijo: ven que
la vasija grande no se llenó?, la razón es que no existen suficientes obras
buenas y de amor que puedan rebozar nuestra capacidad de dar.
Y la vasija pequeña
representan las cosas negativas o malas que nos suceden, nunca serán tantas que
puedan rebozar nuestros corazones y hacernos olvidar de las cosas buenas que
Dios nos ha dado.
La exhortación final fue:
que llenemos nuestras vasijas de más obras de amor y de bondad (porque todavía caben)
hacia nuestro prójimo, al cual no debemos de dejar de darle cosas buenas, esas
cosas buenas que germinan de un corazón agradecido. También dijo: que nuestra
familia, nuestro matrimonio, nuestros amigos, nuestros compañeros de trabajo, y
todas las personas que nos rodean representaban al prójimo que a partir de ese
momento tendría un papel principal en la película de nuestras vidas.
Esa vasija pequeña no pudo
retener esos papeles, así como nosotros tampoco deberíamos retener en nuestros corazones
esos incidentes que por alguna razón llegan a nuestras vidas y nos sacuden, nos
entristecen, nos llenan (muchas veces) de ira, y de tantos sentimientos
desagradables a los ojos de Dios.
Hoy pregúntate: ¿Cómo está
mi vasija, y a cuál de las dos decidiré llenar?, Dios quiere llenar tu vida de
cosas buenas, ¿estás listo para que El deposite en tu vasija?, Anda déjalo entrar,
y veras como es capaz de transformar nuestro lamento en canto.
Como dice el Salmo 30:11
Has
cambiado mi lamento en baile;
Desataste
mi cilicio, y me ceñiste de alegría.
Que así como el Salmista nos
da testimonio de lo que Dios hizo en su vida, nosotros demos testimonio también
de las maravillas de nuestro Dios obrada en nuestras vidas.
Bendecido día, y que la paz
de Dios colme tu corazón en este instante.
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