1Tesalonicenses 5:11
“Por lo cual, consolaos los unos á los otros, y edificaos los unos á los otros, así como lo hacéis.”
“Por lo cual, consolaos los unos á los otros, y edificaos los unos á los otros, así como lo hacéis.”
La palabra de Dios nos exhorta a
que nos consolemos los unos a los otros, a que podamos ayudar también a la edificación
espiritual de nuestros semejantes. Es un bello mandato de nuestro Dios el hacer
esto. Es un trabajo que ha sido encomendado sólo a nosotros, deberíamos tomarlo
en serio, y hacerlo con amor, y sin descanso, pues creo que Dios no descansa en
su obra redentora por nosotros, dice su palabra: (Salmos 121:3) “No dará tu pie
al resbaladero, Ni se dormirá el que te guarda.
Es por esto que hoy te invito a
que obres a favor de tus semejantes y muestres cuán grande amor a tenido el
Padre Celestial contigo, que es lo que te moverá a compartir con los demás de
sus misericordias. No desmayes en esto. Dios ha sido fiel, y seguirá con
nosotros todos los días de nuestra vida y hasta el fin del mundo Amen.
Dios permite que pases por
situaciones justamente, para que aprendas de ellas, y puedas tener las
herramientas necesarias para hablarle a los demás y consolarles, animarles,
exhortarles, etc.
Dice un escritor famoso: “Sólo
una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida”… Esto requerirá de nosotros: Honestidad,
compromiso y dedicación. Así que hoy pídele a Dios que te visite y coloque en
ti el querer como el hacer por su buena voluntad, veras que siempre, pero
siempre, tendrás algo bueno que dar a los que te rodean.
No salgas de tu casa, sin antes
conversar con Dios, agradeciéndole, primeramente por lo que tienes, y pidiéndole
aquello que necesitas, pero sobretodo, que te dé el privilegio de ser portador
de gracia y dador de amor.
Dios te bendiga y te guarde!
Hebreo 3:13
Antes exhortaos los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: Hoy; no sea que alguno de vosotros sea endurecido por el engaño del pecado.
Antes exhortaos los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: Hoy; no sea que alguno de vosotros sea endurecido por el engaño del pecado.
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