Tres pasos para abandonar el
resentimiento:
- Primero, debemos confesar a Dios que hemos pecado contra Él con nuestra actitud implacable, y pedirle que nos ayude a arrepentirnos.
- Luego, debemos reconocer que la razón para perdonar a los demás es que hemos sido perdonados. No merecíamos el perdón, pero el sacrificio de Cristo nos ha liberado de nuestra culpabilidad. Y es bueno recordar que si bien los agravios contra nosotros pueden parecer muy graves, por lo general subestimamos la magnitud de nuestros propios pecados contra Dios.
- Finalmente, debemos dejar que la Biblia renueve nuestra mente. En vez de pensar todo el tiempo en el mal que nos han hecho, podemos entregar esos pensamientos a Dios y reemplazarlos con verdades bíblicas acerca de Él, sus promesas y sus caminos.
Practíquelo y comparta con los demás su resultado!
Dios te bendiga.
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