El
perdón y nuestra relación con Dios:
Aferrarse al resentimiento
por no perdonar a alguien cuando nos hace algo malo es pecado y nos hace sentir
lejos de nuestro Padre Celestial. Si permitimos que continúe, nuestra comunión
con el Señor se verá interrumpida hasta que confesemos nuestra actitud y la
abandonemos. Entendemos cómo es esto cuando un niño se niega a obedecer a sus
padres. Aunque su amor por él no ha disminuido, hay un conflicto inconcluso en
su relación.
De la misma manera que
recitamos el Padre Nuestro, deberíamos meditar en esas palabras, especialmente
en la parte que dice: Perdónanos como también perdonamos a los que nos
ofenden...
Como hijos de Dios, estamos
llamados a una comunión íntima con Él. No seamos como niños desobedientes,
perdonemos de todo corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario