Se ha hablado mucho de la oración
de Jabes que se encuentra en el libro 1 Crónicas 4:10, y me llama la atención
las cosas que Jabes pide en oración y de la manera que Dios contesta; en primer
lugar, Jabes pide bendición, luego pide que se ensanche su territorio, pide también
que la mano de Dios este con él y por último pide que lo libre de todo mal.
Jabes estaba consciente de que el Dios de Israel que es quien bendice, es el
que ensancha nuestro territorio, y entendía que si Dios estaba con él lo podía
librar de todo mal, esta historia es parecida a la de David (aunque no conozco más
detalles de Jabes, y lo que se dice es que había nacido en dolor, pero que era más
ilustre que sus hermanos), Jabes había entendido y reconocido todos estos
atributos de Dios; David realizaba algo parecido, pues antes de ir a batallas
consultaba a Dios, pedía su bendición, pedía que fuera Dios delante de él
porque sabía que solo en él había victoria, Dios ensanchaba el territorio de
David con cada batalla ganada; David sentía la mano de Dios en su vida y Dios
mismo lo libraba del mal.
Es fascinante cuando al
estudiar la Biblia descubres técnicas, herramientas y señales interesantes que harán
de tu relación con Dios una relación de amor y de poder. Primero el
reconocimiento del poderío de Dios para bendecir, para ensanchar nuestro
territorio y reconocer que, si Dios está con nosotros, somos más que
vencedores; estos conceptos son importantes para poder vivir y experimentar una
vida cristiana verdadera. Es por esto que hoy la invitación es para que nos
despojemos de nuestra humanidad y comencemos a confiar en el poder
transformador de Dios, en su gracia para bendecir, en su poder para ensanchar y
para librarnos de todo mal.
Dios ha sido bueno porque nos
ha regalado un día más de vida, vivamos agradecidos y entreguemos nuestros
proyectos y planes a Él, pues El como Dios, sabe lo que es mejor para nosotros.
Da gracia en todo y confía en su poder. Que Dios te bendiga y te guarde, recuerda
que hay Oloracielo.
Oración del día: Dios
de amor y poder, te pido que bendigas mi entrada y mi salida, que ensanches mi
territorio para poder predicar tu evangelio; líbrame oh, Dios de todo mal y no
sueltes mi mano, en el nombre poderoso de Jesucristo oro. Amen.