sábado, 1 de julio de 2023

No hay salida....

 


Esto es lo que piensan muchos de nuestros jóvenes e incluso muchos adultos…. No hay salida para esta situación, no hay salida para este problema económico, no hay salida para este vicio, no hay salida para esta enfermedad, no hay salida, no hay salida.

Déjame decirte que ninguno de nosotros los seres humanos estamos exentos de sentir esto en alguna etapa de nuestras vidas; y está bien, lo que está mal es que nos quedemos en esta etapa por tiempo indefinido.

Las soluciones a nuestros problemas están tan cerca de nosotros como la distancia que existe desde nuestras rodillas hasta el suelo. Y el esfuerzo que debemos hacer cada día es luchar contra nosotros mismos, contra nuestra naturaleza pecaminosa, entender que Dios es nuestro amparo y fortaleza y que todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

No, no son clichés, son las únicas palabras que deberían salir de nuestra boca a diario. Deberíamos ser los primeros que nos alentemos y nos demos fuerzas para continuar en esta carrera tan difícil de la vida.

No podemos desmayar, pues nunca había estado tan cerca nuestra redención como ahora. Si miramos a nuestro alrededor nos daremos cuenta que todas y cada una de las profecías que están escritas en la Biblia se está cumpliendo con tanta rapidez que realmente da mucho miedo.

Tanta inseguridad económica, tanta inseguridad ciudadana, tantos excesos en la propia naturaleza por causa de la mano indiscriminada del hombre; tanta hambre, tanta maldad, tanta intolerancia de los unos contra los otros, tanto apego a las cosas materiales, tanta vanidad, tanta hipocresía, tanta mentira…

La lista puede ser tan larga como interminable de todas las cosas malas con las que tenemos que lidiar a diario, y las únicas buenas noticias que podemos encontrar a diario están escritas en la biblia, en ese libro que ya nadie lee, que ya nadie busca tener en casa, que ya nadie estudia y que mucho menos quiere ya enseñar…

Estamos tan inmersos en nuestro yoísmo que solo queremos enseñar nuestras propias convicciones e ideas de cosas que están tan claras y tan bien definidas como por ejemplo los 10 mandamientos, pero que por acomodar a unos cuantos ya no son los 10 mandamientos ya solo son 2…

Qué triste debe estar Dios viendo como cada día nos levantamos a pensar cómo podremos sobrevivir o qué tenemos que hacer para sobrevivir, aunque dañemos a nuestro prójimo; que triste debe estar Dios viendo cómo le dedicamos más tiempo a las redes sociales que a nuestras relaciones familiares (incluso con nuestros propios hijos); que triste debe sentirse Dios mirando al ser humano peleando entre sí por cosas perecedera, y no intentan obtener el conocimiento del perdón y la vida eterna que es por medio de Cristo Jesús señor nuestro.

No hay otra forma para poder encontrar la salida, a ninguno de los males de este mundo, que no sea conociendo a Cristo Jesús; dejemos pues que El gobierne nuestro ser y nuestros sentidos. Dice la palabra de Dios en Proverbios 4:20 “Hijo mío, atiende a mis consejos; escucha atentamente lo que digo”, por esto la invitación de hoy es a que aprendamos a escuchar atentamente la voz de Dios por medio del estudio y la lectura de su palabra. Dios te bendiga y te guarde y haga resplandecer su rostro sobre ti. Recuerda que hay oloracielo.


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Sea tu si, si y sea tu no, no.