Esto es lo que piensan muchos de nuestros jóvenes e incluso muchos adultos…. No hay salida para esta situación, no hay salida para este problema económico, no hay salida para este vicio, no hay salida para esta enfermedad, no hay salida, no hay salida.
Déjame decirte que
ninguno de nosotros los seres humanos estamos exentos de sentir esto en alguna etapa
de nuestras vidas; y está bien, lo que está mal es que nos quedemos en esta
etapa por tiempo indefinido.
Las soluciones a
nuestros problemas están tan cerca de nosotros como la distancia que existe
desde nuestras rodillas hasta el suelo. Y el esfuerzo que debemos hacer cada día
es luchar contra nosotros mismos, contra nuestra naturaleza pecaminosa,
entender que Dios es nuestro amparo y fortaleza y que todo lo puedo en Cristo
que me fortalece.
No, no son clichés,
son las únicas palabras que deberían salir de nuestra boca a diario. Deberíamos
ser los primeros que nos alentemos y nos demos fuerzas para continuar en esta
carrera tan difícil de la vida.
No podemos desmayar,
pues nunca había estado tan cerca nuestra redención como ahora. Si miramos a
nuestro alrededor nos daremos cuenta que todas y cada una de las profecías que están
escritas en la Biblia se está cumpliendo con tanta rapidez que realmente da
mucho miedo.
Tanta inseguridad económica,
tanta inseguridad ciudadana, tantos excesos en la propia naturaleza por causa
de la mano indiscriminada del hombre; tanta hambre, tanta maldad, tanta
intolerancia de los unos contra los otros, tanto apego a las cosas materiales,
tanta vanidad, tanta hipocresía, tanta mentira…
La lista puede ser
tan larga como interminable de todas las cosas malas con las que tenemos que
lidiar a diario, y las únicas buenas noticias que podemos encontrar a diario están
escritas en la biblia, en ese libro que ya nadie lee, que ya nadie busca tener
en casa, que ya nadie estudia y que mucho menos quiere ya enseñar…
Estamos tan inmersos
en nuestro yoísmo que solo queremos enseñar nuestras propias convicciones e
ideas de cosas que están tan claras y tan bien definidas como por ejemplo los
10 mandamientos, pero que por acomodar a unos cuantos ya no son los 10
mandamientos ya solo son 2…
Qué triste debe estar
Dios viendo como cada día nos levantamos a pensar cómo podremos sobrevivir o
qué tenemos que hacer para sobrevivir, aunque dañemos a nuestro prójimo; que
triste debe estar Dios viendo cómo le dedicamos más tiempo a las redes sociales
que a nuestras relaciones familiares (incluso con nuestros propios hijos); que
triste debe sentirse Dios mirando al ser humano peleando entre sí por cosas
perecedera, y no intentan obtener el conocimiento del perdón y la vida eterna
que es por medio de Cristo Jesús señor nuestro.
No hay otra forma
para poder encontrar la salida, a ninguno de los males de este mundo, que no
sea conociendo a Cristo Jesús; dejemos pues que El gobierne nuestro ser y
nuestros sentidos. Dice la palabra de Dios en Proverbios 4:20 “Hijo mío,
atiende a mis consejos; escucha atentamente lo que digo”, por esto la invitación
de hoy es a que aprendamos a escuchar atentamente la voz de Dios por medio del
estudio y la lectura de su palabra. Dios te bendiga y te guarde y haga
resplandecer su rostro sobre ti. Recuerda que hay oloracielo.
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