El lente (espejuelos) con el cual estamos acostumbrados a mirar las cosas que nos ocurren a diario, llega un momento en que se vuele tan opaco (o está tan sucio) que solo alcanzamos a ver lo que está realmente cerca de nosotros (y con dificultad), pero OJO solo miramos; en ningún momento apreciamos la belleza de lo que nos rodea mediante la apreciación o la contemplación ¡obvio, en esta situación no podemos!.
Con la apreciación y la contemplación
lograremos realmente ver los colores, las formas y los significados de todas
las cosas que nos rodean (incluso podremos descifrar, aceptar o rechazar las
cosas malas). Se necesita este tipo de observación para poder dar significado y
sentido a las cosas.
Hubo un momento de mi vida en el cual
me pregunte "¿Dios mío porque me pasan tantas cosas malas a mí?, y
sinceramente creo que muchas personas se han hecho esa pregunta alguna vez en
sus vidas; y la respuesta para esto la encontramos en lo que alcancemos a
percibir realmente de cada cosa y a lo que hagamos o no con eso que percibimos.
Definitivamente me cambié los
espejuelos y aprendí a no cuestionar a Dios con tan inquietante pregunta (¿por
qué?), aprendí a preguntarme ¿para qué Señor?,
Cada día Dios nos brinda la
oportunidad de ayudar a las personas que nos rodean, y la única forma que
tenemos para ayudar (la mayoría de las veces) es con un buen consejo; y creo
sinceramente que no hay mejor consejo que el de aquella persona que ha pasado
por algo similar, la cual nos dará las herramientas que a ella o a él le
funcionaron en ese momento; puede ser un punto de partida para la resolución de
nuestros propios problemas ¿no crees?
De hecho el apóstol Pablo conocía muy
bien este método o forma de ver las cosas, en el libro 1Corintios 1:25 dice:
"porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de
Dios es más fuerte que los hombres", Pablo reconocía el poderío de Dios en
todo y en todos incluyendo su propia vida, y hablaba desde su experiencia personal; en
el libro de Romanos 15:18 nos dice "Porque no osaría hablar sino de lo que
Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con las
palabras y con las obras...”
Pablo había padecido todo lo que un
humano podría padecer cuando, mantienes la esperanza de que mediante tu lucha,
por una causa de la cual tienes la absoluta confianza y certeza de que vas a
obtener lo que se te ha prometido, conseguirás triunfar, y eso indudablemente
es fe.
Hoy la invitación es para que
limpiemos los cristales de nuestros anteojos (ya sean físicos o espirituales) y
nos enfoquemos en la observación consciente de todas y cada una de las cosas
que nos suceden; no para cuestionar ¿por qué me pasa?, sino para aceptar y
entender lo que me pasa, y que podamos encontrar la forma de aprender de ello y
obrar conforme a la voluntad de Cristo Jesús Señor nuestro para beneficio de
los que nos rodean.
Que Dios te bendiga y te guarde, que
resplandezca el sol de justicia y que podamos apreciar todo lo que nos rodea ya
sean animales, cosas o personas, de cada una de ellas hemos de aprender una lección
de vida. Recuerda que hay Oloracielo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario