sábado, 9 de julio de 2022

La sinceridad.

 


La sinceridad podríamos definirla como una cualidad humana que adorna al ser humano cuando es capaz de actuar con honestidad, apegado a la verdad, y sin fingimiento.  

Esta cualidad, o característica, inherentes del ser humano, muchos quieren apartarla de si, arrancarla, disfrazarla, eliminarla; pero no existe forma de apartarnos de esto, en algún momento de nuestras vidas debemos enfrentarla, nos encontramos cara a acara con ella, y nos cuestionamos si ha estado con nosotros siempre o ha sido solo una ilusión.

Desde el principio de la historia bíblica podemos ver que hemos querido guardar la sinceridad en nuestras espaldas, queremos ocultarla, utilizando diferentes excusas, motivos o razones, aparentemente válidas para nosotros, pero que el único resultado que conseguimos es hundirnos en un mundo oscuro lleno de mentiras; y mientras más queremos ocultar la sinceridad nuestra, más oscuro se hace el camino.

Muchos no saben retornar de esa oscuridad, y sucumben ante las garras de la muerte, tanto física como espiritual. Es triste ver como dejamos escapar la vida, y nos comportamos como el mundo quiere que seamos y no como Dios desde el principio quiso que fuéramos, para la finalidad con que nos creó.

Pero la buena noticia es que podemos volver a ese plan divino en el momento que queramos; Dios está siempre dispuesto a reparar todo lo que se ha roto en nosotros.

En el evangelio de Lucas dice: “Porque nada hay imposible para Dios” (Luc. 1:37), y esto podemos aplicarlo a cualquier parte de nuestras vidas en la que necesitemos el auxilio de nuestro Dios. Solo debemos ir sinceramente, acercarnos al trono de la gracia, por los medios correspondientes, y recibiremos el auxilio que necesitamos.

Este tipo de sinceridad es la que necesitamos aplicar en nuestras vidas diariamente, reconocer que necesitamos de la presencia de nuestro Dios, e ir y pedir su auxilio.

Te aseguro que haciendo esto, y realizando este acto con la mayor sinceridad posible, seremos capaces de recibir lo que necesitamos. Aprendamos no solo el significado de esta palabra, aprendamos también a aplicarla correctamente, diariamente en nuestras vidas.

Disfrutemos de las bondades de nuestro Dios, y del privilegio de ser llamados sus hijos. Dios es bueno todo el tiempo, y recuerda que no se dormirá ni adormecerá el que te guarda… (Salmos: 121:4-5).

Que Dios pueda bendecirte hoy y siempre; que aprendamos a ser sinceros, primeramente con nosotros mismos, y luego con los demás; de esta manera podremos disfrutar de una vida plena y bendecida.


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