Según las letras de un artista cristiano, dice:
Buenos días mundo
aquí vamos otra vez
Prepara bien tus armas
Que las mías son cristianas
Y no las podrás vencer
Esta primera
estrofa, produce el efecto en mí, de querer iniciar un buen día con la mejor de
las intenciones de cumplir los preceptos de Dios, de obedecer su voluntad, de
realizar todas mis tareas con le firme convicción de que lo que hago lo hago
para Cristo; en la segunda estrofa que dice:
Buenos días mundo
aquí vamos otra vez
Tu trabajo es detenerme
Y el mío mantenerme
Es lo dicho por mi fe
Esta me recuerda que
el poder del enemigo es mucho, y es mas fuerte de lo que yo pueda resistir
sola; el enemigo de Dios tiene un trabajo diario que hacer, es intentar detener
la obra del evangelio en cada paso del cristiano; pero mi trabajo es
mantenerme, en esforzarme, es retener la fe, es creerle a Dios, y hacer su
voluntad.
Una tercera estrofa dice:
Yo sé que pondrás
aflicción
Yo sé que pondrás tentación
Querrás que caiga y acusarme con mi Dios
Yo sé que tú tienes poder
Mas quiero que sepas también
Que mi armadura es Cristo
Y no podrás vencer
Eso es justamente
todo lo que encontramos en este mundo a diario, aflicción, traición, tentación,
acusaciones, entre otras tantas cosas que nos desanimas y nos llevan a pensar
(muchas veces) que no vale la penal vivir una vida consagrada a Dios.
....Más quiero que
sepas también
Que mi armadura es Cristo
Y no podrás vencer
La canción termina con esta frase, que nos
recuerda, que si tenemos la armadura de Cristo, y estamos bajo la sombra del
omnipotente, nada, ni nadie podrá vencernos; que somos seres libres en Cristo,
llenos de su gracia, con la promesa diaria de las Bienaventuranzas; que debemos
saber y creer que Dios realiza proezas en nuestras vidas a diario. Que nos ama
con sin igual amor, que nos cuida, que nos fortalece, que nos anima a
continuar, que nos escucha, y que espera cada día a que tengamos un encuentro
personal con El.
Hoy te invito a que le regales un poco de tu tiempo a aquel que nos ama y que nos perdona; háblale como a un amigo; comparte tus tristezas y tus alegrías; cuantíale cómo te sientes; dile lo que te molesta; recuérdale lo que quieres; pero sobre todo, dile que ¨haga su voluntad en ti¨.
Dios te ama, te espera, y te escucha.
Disfruta un día más, y recuerda que es un día menos de vida. Dios te bendiga.
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