Muchas
personas solamente son religiosos; llevan ritos religiosos a lo largo de su
vida, los cuales muchas veces no son capaces de explicar qué significan; si le preguntaras
que porqué hacen esto o aquello, no creo que te puedan contestar de manera
convincentes; ya que ni ellos mismos saben porque lo hacen. Eso es ser
religiosos.
Pero,
seguir a Cristo es algo diferente; es algo más, es ser verdaderamente un “consciente
diferente”; consciente porque sabes
exactamente lo que haces y porqué lo haces, y diferente porque no eres del montón que solamente sigue ritos o
rituales fundamentados en pensamientos de hombre.
Cuando
Cristo quería comunicarse con su Padre Celestial, se apartaba del montón y se conectaba
directamente con Dios a través de la oración. Una oración sincera y consciente.
De rodillas, de pie, con los brazos al cielo, en voz alta, en silencio… como
quiera puedes venir a orar al padre, Él no te impone una manera de cómo
hacerlo, no, Él solamente quiere que seas sincero, que sientas que tu alma y tu
cuerpo se conectan armoniosamente a Él.
No
utilicemos vanas repeticiones, es por esto que debes estar consciente de lo que
dices, de lo que pides y de lo que prometes; recuerda que la biblia dice: “Si
le haces una promesa a Dios, no te tardes en cumplirla, porque a Dios no le
gusta la gente tonta que no cumple. Recuerda que vale más no prometer, que
prometer y no cumplir. (Ecles. 5:4-5)”.
Hoy
aparta un momento para que hagas esa conexión con nuestro Padre Eterno, ora a
Dios, entrégale tu corazón; sé consciente del momento presente, para que puedas
sentir y experimentar la paz que sólo da el estar conectado con Dios, y no hay
mejor mecanismo que la oración.
Dios
es bueno, es eterno, es perdonador, es piadoso, amoroso, consolador, es luz, es
paz, es sostén, es tu ayudador, es vida, esperanza…. pero sobre todo, Dios es fiel. Es simplemente todo lo que puedes
necesitar. Búscale de corazón, entrégate a Él y El hará en tu vida proezas.
Bendecido
día, que la paz de nuestro Señor Jesucristo te alcance.
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