Cuando
escuché por primera vez la noticia del Coronavirus o COVID-19, pensé, bueno es
una enfermedad que se transmite muy rápido, y que como (hasta ese momento no se
tenían todas las informaciones) era impredecible saber cuántas personas realmente
estarían en riesgo o cuantas personas podrían morir por día?, o cómo hacer
realmente para prevenir el contagio?
Realmente
estaba preocupada, por mis hijos, por mis padres, por mis hermanos y sus
familias, por mis compañeros de trabajo, por mis compañeros de la universidad,
por los profesores, y así cada día crecía
mi lista y esto me generaba mucho estrés; he pasado muchas situaciones, de todo
tipo, aunque Dios, en cada una de estas situaciones me ha sostenido; no puedo
evitar el pensar en que hay una nueva amenaza para la salud no solamente de
ellos, sino la mía también, y esto definitivamente me pone triste y me vuelve
vulnerable.
Pero
a medida que van pasando los días, que crecen la cantidad de víctimas, que todo
el mundo solo habla de esto, que hay personas que hasta se han atrevido a decir
que es el principio de una tercera guerra mundial, que ya a Dios le falta muy
poco por llegar; que diezmaran la población por caprichos humanos; que es una
arma biológica más; que solo es principios de dolores… es realmente desesperante.
Para
los que tenemos hijos, sabemos que en estos casos de enfermedades contagiosas
vivimos con los nervios de punta, porque a todo esto se le suma el estrés y las
preocupaciones diarias que traen consigo el día a día de una persona que tiene
muchas ocupaciones y compromisos; pero doy muchas gracias a Dios, ya que a
pesar de esta situación me he sentido, por alguna razón, confiada en mi Dios. No
es que no me preocupe, lo que pasa es que trato de ocuparme en el asunto, trato de llevar las recomendaciones de las
autoridades de salud, y sobre todo orar sin cesar. No hay mejor manera de contrarrestar
el estrés y la ansiedad que depositando todos nuestros problemas en las manos
de Dios para que El actúe conforme a su divina voluntad.
En
el libro de los Salmos 55:22 dice “Echa sobre el SEÑOR tu carga, y él te
sustentará; nunca permitirá que resbale el justo.”; es justamente eso que me
mantiene de pie y con la esperanza de que esto también pasará. Y en Salmos
68:19 dice “Bendito sea el Señor, que cada
día lleva nuestra carga, el Dios que es nuestra salvación. Selah”.
Encomienda a Jehová
tu camino, Y confía en él; y él
hará. Salmos 37:5
No existen pues, razones para estar angustiados,
ansioso, temerosos de lo que ha de acontecer, Dios ha prometido tener el control
de todo, y yo lo creo. Así que actuemos.
Hoy quiero invitarte a que al igual que muchas
otras personas, coloques tus ansiedades, miedos, preocupaciones y tristezas en
las manos de nuestro Dios, porque EL ha prometido sustentarnos y confortarnos en
todo momento; no dudes ir a Él en oración y preséntale cuáles son esas cosas
que no te permiten conciliar el sueño, que te mantiene despierto y temeroso;
ven a Jesucristo, Él siempre está listo para escuchar y para dar. Solo confía en
que lo hará.
Dios te bendiga, y nos ayude a todos, a salir del
estado de ansiedad y preocupación que por causa de la pandemia estamos viviendo
a nivel mundial; recuerda que siempre habrán pruebas, y el no prometió que no habrían,
lo que prometió fue estar siempre a nuestro lado, nunca nos dejara solos; Dios siempre
comprende nuestras lágrimas, recuerda que nos cuidará, enjugara nuestras lágrimas,
nos sostendrá y nos animara; y si hay que llorar, también llorara junto con nosotros,
él comprende, sabe, y está dispuesto a dar las respuestas. Nunca dudes de su
poder; con fe es posible alcanzar los tesoros del cielo.
Que Dios te guarde, y te dejo esta promesa que está
en el libro de Isaías 41:4
“Encomienda
a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará.”
www.oloracielo.blogspot.com
te desea un excelente día.
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