Lo primero que debemos
entender es que no nos corresponde a nosotros condenarlos y mucho menos
juzgarlos.
El Espíritu Santo guía
a cada creyente en el camino que debe seguir, según su diseño, y da una
conciencia con sensibilidad basada en el conocimiento que tiene de esa persona.
Nuestra tarea (o misión)
es buscar y crecer en la verdad, escuchar la dirección personalizada de Dios, y
apoyar a otros creyentes en su andar cristiano. Y ¿cómo hacemos esto?, pues
pidiendo la dirección del Espíritu Santo y escudriñando las escrituras. Dios
nos revelará la verdad, El y sólo El. Recuerda que la Biblia dice: Yo soy el
camino, LA VERDAD y la vida (refiriéndose a la búsqueda de la verdad, que es
Jesucristo).
Pero este conocimiento
no debe llevarnos al envanecimiento ni a la altanería, al contrario, debería
hacernos más humildes, y permitirnos llegar más cerca de la gente. Recordando
utilizar el método de Jesús.
Veamos lo que dice la
escritura en:
1
Corintios 8: 1-3
En
cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento.
El conocimiento envanece, pero el amor edifica.
Y
si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo.
Pero
si alguno ama a Dios, es conocido por él.
Que el amor del padre,
la compañía del hijo y la dirección del Espíritu Santo te acompañe hoy y
siempre.
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