Anoche conversaba con un
amigo sobre muchas cosas, uno de esos temas se relacionaba con la pérdida de
valores en la sociedad y el grado de delincuencia que percibe la población de
mi país a nivel general. Fue muy grato conversar de todos y cada uno de los
temas, pero me causo mucha tristeza el analizar este tema en específico, ya que
toca fibras muy sensibles de lo que es el núcleo de la sociedad (como nos lo
enseñaron en la escuela) la familia.
Hay diversas opiniones,
justificaciones, pruebas, estudios científicos, etc. Acerca de este tema, pero
la verdad es que todos buscan determinar el ¿Por qué?, ¿Cuál es la razón?, y ¿Cuál
es el objetivo?...
En un artículo de un periódico
de circulación nacional publicado en el año 2011, un joven muy preocupado por
lo perdido en su patria, expresaba su sentir al respecto, y en cada una de sus líneas
escritas, solo podía sentir el dolor y el anhelo de hacer lo que era normal
para la sociedad, pero tan difícil de alcanzar en ese momento. Y ni decir de si
le preguntamos hoy acerca del tema, ¿Qué crees que nos contaría?... Nada nuevo
de seguro, en la nueva versión internacional en el libro de Eclesiastés dice: “Lo
que ya ha acontecido volverá a acontecer; lo que ya se ha hecho se volverá a
hacer ¡y no hay nada nuevo bajo el sol!”, y es cierto no hay nada nuevo. La
diferencia radica en nosotros mismos.
Preguntaras ¿Cómo así?, pues
si, la diferencia lo haremos nosotros, cada uno individual, cuando nos
determinemos a conocer la palabra de Dios, a confiar en sus promesas y a
aprender de ella para poder caminar por este mundo como lo hizo Jesucristo,
dando lo mejor de El a cada ser humano.
En la biblia hay promesas,
pero una de las promesas más hermosas, y que quiero compartir con ustedes hoy,
es esta dicha y repetida en la biblia que dice:
Isaías
25:8
8 Destruirá
a la muerte para siempre; y enjugará el Señor toda lágrima de todos los
rostros: y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra: porque Jehová lo
ha dicho.
Apocalipsis
21:4
4 Y
limpiará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y la muerte no será más; y no
habrá más llanto, ni clamor, ni dolor: porque las primeras cosas son pasadas.
Con estas promesas termino
la meditación de este día deseándote un día lleno de alegría, en el cual tomes
el tiempo necesario y suficiente para conocer ¿Cuál es el propósito tuyo en
este mundo? ¿Qué puedes hacer para apalear un poco los resultados negativos de
la falta de valores y amor propio y al prójimo que existe en nuestra sociedad? ¿Qué
legado quiero dejar en esta tierra? ¿Cómo puedo contribuir desde donde me
encuentre?
Las preguntas que hice al
principio de la lectura acerca de la problemática, déjala para que los científicos
continúen investigando y mientras tanto enfoquémonos en dar lo mejor de cada
uno de nosotros, viviendo con la bendita esperanza de alcanzar las promesas de
nuestro Dios. Y sin olvidar sembrar y compartir esto con todas las personas que
nos rodean, de esta manera, algún día seremos más lo que anhelamos la paz que
los que propaguen la guerra.
Dios nos ama con amor indecible
y nos muestra y regala sus misericordias cada mañana, así que hoy levántate a
recibir la porción de hoy, y no olvides compartirla.
Dios te bendiga.
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