lunes, 15 de octubre de 2018

Nuestra actitud ante la palabra de Dios.

“Y abrió Esdras el libro a la vista de todo el pueblo, pues él estaba más alto que todo el pueblo; y cuando lo abrió, todo el pueblo se puso en pie.”
Nehemias 8:5 (LBLA)
Todo el pueblo estaba reunido con deseo de escuchar la Palabra de Dios y cuando el libro fue abierto, todos se pusieron en pie, en otra versión se nos dice que estaban atentos. ¿Cuál es nuestra actitud cuando se está leyendo la Palabra de Dios? ¿Tomamos una actitud de reverencia y estamos atentos para escuchar lo que Dios tiene que decirnos? Muchas veces, estamos hablando, mirando para otra parte, pensando en mil cosas, distraídos, tristes, enojados, en fin, muchos estorbos en nuestra mente y corazón… y nos olvidamos de Quien es que está hablando. ¿Cómo puede esa Palabra avivar nuestro corazón como en los tiempos de Esdras y Nehemías, si nuestra actitud es muchas veces de indiferencia? Si nos encontramos en este grupo de personas, pidamos perdón al Señor y que encienda una llama en nuestro corazón que nos permita deleitarnos en leerla y escucharla. No estoy diciendo que tengas que pararte cada vez que se lee la Palabra, pero si que estemos “atentos” como una forma de reverencia hacia Dios. Cuando tenemos la actitud correcta, nuestro corazón estará preparado para recibir esa semilla y que ella pueda dar fruto a su tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sea tu si, si y sea tu no, no.