miércoles, 26 de marzo de 2025

La esperanza desde el desaliento.

 



Cierta vez, conocí una joven (que para esta historia llevara el nombre de "Linda"); Linda era una chica con mucha chispa, aventurera y soñadora. Cierto día me encontré con ella en la plaza de mi bella ciudad de San Pedro de Macorís (R.D.); Esa tarde había yo terminado de visitar la Catedral de la ciudad, y paseaba por esos predios, disfrutando de la belleza que caracteriza a mi pueblo. 

Esta chica estaba sentada en uno de los bancos de la plaza; me acerque y le solicite que por favor me hiciera una fotografía donde pudiera verse la Catedral lo más que pudiera; ella acepto, pero al pararse para tomar la fotografía pude percibir en su mirada mucha tristeza; luego de hacer la foto, le pregunte si podía sentarme con ella unos minutos, a lo que ella accedió y estuvimos conversando por un largo rato.

En la conversación me hablo de ella de sus sueños y deseos, pues era muy joven todavía, de todos los proyectos que quiere realizar y de cómo le gustaría ayudar a su comunidad; En medio de todo esto, también me conto que ese día estaba visitando la Catedral porque su esposo había fallecido hacia un mes; con sus ojos llenos de tristeza y lágrimas, le dije que, como hijas de Dios tenemos la bendita esperanza de volver a ver a nuestros seres amados, en el día de la resurrección. Y empecé a platicarle sobre el plan de salvación y la bendita esperanza que yo (particularmente) abrazaba con todas las fuerzas de mi corazón.

Le acompañe mientras hablaba de su tristeza y ella me escucho cuando le hablaba de la esperanza de salvación. Luego de ese día, nos mantuvimos en comunicación, enviándonos textos, mensajes y una que otra llamada, con la finalidad de que ella no se sintiera que estaba sola. Le compartí unas cuantas anécdotas y la seguridad de que yo sabía perfectamente por lo que estaba pasando, pues yo también había experimentados perdidas en mi vida de personas muy amadas.

Esta bonita relación de amistad se convirtió en un motivador sentido de esperanza para aquella chica, la cual, sacando fuerzas desde lo más profundo de su ser, comenzó a confiar en el poder de Dios como Padre Celestial, Creador del Universo y sustentador de la vida. Ella conoció a ese amigo que no le falla jamás y que nunca está ocupado para poder escucharla, entenderla e invitarla a continuar.

En el libro de los Salmos hay un texto que me encanta, que dice: "Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien He puesto en Jehová el Señor mi esperanza, para contar todas sus obras. Salmos 73:28", este versículo es realmente hermoso, porque muestra cómo debería ser la relación con nuestro Dios, no solamente creer en El, es más bien creerle a Él y depositar todas nuestras esperanzas en sus manos, pues Él sabe lo que es mejor para nosotros.

Amados, en el momento que entendamos que dependemos directamente de nuestro Dios, en ese momento podremos aprender a depositar nuestras esperanzas en El; pero primero debemos conocerle, es por esto que es tan importante el estudio de la Biblia, la oración, y por supuesto, hablarles a otros sobre ese amigo tan especial que debe llegar a ser nuestro amado Señor Jesucristo. 

No importa por los momentos de tristezas que estes atravesando, las dificultades que tengas, las puestas que te han cerrado, nada de eso importa, cuando tienes la certeza de que Dios está contigo. 

La invitación para hoy es que estudiemos la Biblia, busquemos ayuda (de ser necesario) y conozcamos más de Dios, de Jesucristo y del Espíritu Santo. 

Oración del día: Bendito Dios de amor, te doy gracias por este día y por la persona que me presento el plan de salvación y que enseño a estudiar la Biblia; gracias por todas aquellas personas que, sin importar sus circunstancias, están dispuestos a llevar el mensaje de amor y esperanza a todos los que lo necesitan. Gracias por todas aquellas personas que al igual que "Linda" están dispuestas a escuchar de ti, de tu mensaje y que llegan a renovar sus esperanzas basadas en tu amor, tu misericordia y tu perdón. Danos las fuerzas y la sabiduría para continuar predicando de tu amor. En el nombre de Cristo Jesús. Amen.

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