lunes, 26 de febrero de 2024

Dios tiene cuidado de nosotros.

 




Cierto día, mientras Alicia caminaba por el campo dentro de una de las propiedades de su padre, recordaba cuanto le asustaba pensar en caminar hasta el final del terreno; estaba más o menos como a 800 metros de distancia de la casa.

Esa caminata era inspiradora y sagrada para su padre, el cual, cada día al despertar lo primero que hacía era abrir la puerta trasera de la casa y caminar hasta el límite de la propiedad. Durante esos paseos, el padre solía pensar en todos los asuntos que le preocupaban, y que no había podido resolver durante la noche.

Esto era una especie de terapia matutina, donde buscaba más que nada liberar un poco de estrés y de paso organizar su agenda del día. También aprovechaba el agradecer a Dios por su familia (era una de las pocas cosas que le quedaban de las tradiciones de su familia).

Un día, el padre, le pidió a Alicia que le acompañara (ella tenía para ese entonces 8 años), pero al Alicia levantar la vista y ver lo lejos que estaba el límite del patio, no quiso acompañar a su padre a caminar. Luego de unos años, cuando por problemas de depresión, presión arterial y mala alimentación, el padre de Alicia enfermó gravemente, lo cual lo llevo a estar en un hospital por varias semanas.

Durante esas semanas, Alicia estaba sola en su casa, ya que su madre y hermanos estaban en el hospital y trabajando para poder proveer alimentos para la casa; Un día Alicia se levantó muy temprano y se paró en la puerta trasera de la casa, miro al fondo del terreno y alcanzo a ver un arbusto grande y muy frondoso.

La curiosidad por ir a conocer este árbol (del cual ella no se había percatado que existía) la llevo a salir da la casa y comenzar a caminar en dirección a él; llegar hasta el límite del patio le llevo alrededor de 10 minutos; mientras ella caminaba, comenzaron a llegar a su memoria muchos pensamientos, del trabajo, de la casa, de su padre, de sus hermanos, de su madre.... en fin, empezó a hacer un recuento de todas las cosas que le preocupaban (al igual que lo hacia su padre).

Cuando llego al límite del terreno, donde estaba el árbol, se maravilló, pues el árbol era aún mucho más grande y frondoso que lo que ella podría vislumbrar desde la puerta trasera de su casa. 

Se paró frente al árbol y alcanzo a ver un mensaje escrito en el tronco del aquel árbol. El mensaje decía: “Algún día vendrás, y verás que es posible superar los miedos. Así que no vuelvas a tener miedo, tan sólo ten fe” Marcos. 5:36.

Esta frase impactó mucho a Alicia, tanto que la hizo ir corriendo de vuelta a la casa a buscar la vieja biblia de su padre, que guardaba en la mesa de noche de su habitación. Cuando llego, y encontró la vieja Biblia, la abrió en el libro de Marcos 5:36, en aquel capítulo ella encontró dos historias realmente conmovedoras y llenas de fe, esa fe que en ese momento le estaba haciendo falta.

Luego de leer ambas historias comprendió en qué se basaba la fe; su padre por muchos años estuvo luchando con una enfermedad silenciosa, de la cual pocas personas se curan; la depresión lo había llevado a solo hablar con aquel árbol y con el Dios que en ese momento él conocía, aquel Dios que tenía poder, pero que él necesitaba conocer más profundamente.

A pesar de la depresión que lo consumí, el padre de Alicia lograba levantarse cada día con la convicción de que tendría un día más para luchar por su familia. Esta convicción se asemejaba a esa fe que tenia la mujer del flujo de sangre.

Alicia corrió (al día siguiente) para visitar a su padre en el hospital para contarle que había leído el mensaje que él había escrito en aquel viejo árbol. Al llegar al hospital, entro a la habitación y le dijo papá “No temas, cree solamente”, estas eran las mismas palabras que Jesucristo le había dicho a Jairo aquel día, cuando por la fe la hija de Jairo había sido resucitada.

Alicia había entendido cuan profundamente enfermo estaba su padre, pero también había descubierto cuanto poder tenía el nombre de Jesucristo, para resucitar a aquellos que “no temen, sino que creen”.

Desde ese día Alicia iba cada mañana a leer la biblia a su padre; día tras día, leía historias inspiradoras de fe, valentía y amor acerca de Jesucristo para con sus hijos, y esto ayudó a que el padre de Alicia se mejorara cada día un poco más.

Cuando le otorgaron el alta a su padre, Alicia iba a la iglesia acompañada de su padre, no solo para escuchar las historias de la biblia, sino para agradecer a aquel del cual habla la Biblia, por el milagro recibido. Así como Jairo había recibido a su hija, Alicia había recibido otra oportunidad con su padre.

Una mañana estando los dos frente a aquel árbol Alicia le dijo a su padre: “Gracias papá, por tan hermoso mensaje”, a lo que el papá le contestó debemos agradecer a tu abuelo, pues él lo escribió para mí también”. Así de esta manera había trascendido la fe de generación en generación. Enseñemos a nuestros hijos las bondades de nuestro Dios, no solo con palabras, sino también con acciones. Dios te bendiga y recuerda que hay Oloracielo.

1 Pedro 5:7

Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.

 

 


lunes, 12 de febrero de 2024

¿Qué tan acostumbrados estamos al dolor?





Cuenta una historia que había una vez.....

Un hombre que pasó por delante de una casa y vio a una anciana en una mecedora, un anciano que leía un periódico se balanceaba en un sillón junto a ella, y un perro yacía en el piso junto a ellos y lloriqueaba, como si algo le doliera. 

Al pasar, el hombre se sorprendió de que lloriqueara el perro, y nadie le hiciera caso.

Al día siguiente, volvió a pasar por delante de esa misma casa, y vio a la pareja de ancianos en sus mecedoras y a el perro tendido entre ellos haciendo el mismo sonido quejumbroso del día anterior.

El hombre desconcertado se prometió a sí mismo que si el perro lloraba al día siguiente, cuando él pasara por allí, se detendría a cuestionar a la pareja de ancianos sobre el asunto.

Al tercer día, para su desgracia, vio la misma escena: la anciana se balanceaba en una silla, el anciano estaba leyendo el periódico y el perro en su lugar lloriqueaba quejándose de dolor.  

Fue entonces cuando el hombre dijo "No pudo soportarlo más", se acercó a la pareja de ancianos y les dijo:

– Disculpe, señora – la anciana se volvió hacia el hombre – ¿Qué le pasó a su perro?

– ¿Al perro? Ella respondió. – Mm, nada. El sólo se acuesta sobre el mismo clavo todos los días.

Avergonzado por su respuesta, el hombre le preguntó: 

«Si está acostado sobre un clavo y le duele, ¿por qué no se levanta?». 

La anciana sonrió y dijo con voz amable y gentil:

– Simple, porque no quiere. Por lo que creo, querido mío, que le duele lo suficiente para quejarse, pero no lo suficiente como para moverse.

¿Y tú, hace cuánto que te quejas y no te mueves?

Dios a través de su palabra nos indica lo que tenemos que hacer y nos invita a movernos día a día para poder lograr nuestros objetivos; en el libre de Hechos 10:42 nos dice: “Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testifiquemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos”, esto es indudablemente nuestro llamado y nuestras instrucciones. Hoy te invito a que puedas moverte bajo la dirección y control del Espíritu Santo y que podamos esparcir la paz de Cristo, en este mundo que tanto lo necesita.

Que Dios te bendiga y te guarde, que haga resplandecer su rostro sobre ti, y que ponga en ti paz. Recuerda que hay Oloracielo.

 

 


domingo, 4 de febrero de 2024

Dios es nuestro amparo y fortaleza.

 




Muchos días de oscuridad alrededor de aquellos que están sumergidos en angustias, carencias, situaciones, enfermedades o en cualquier otra situación que le provoque y le haga sentir lejos de Dios. Pero debemos recordar, que cuando más oscura es la noche, es porque más cercano está el amanecer.

Cada día trae su propio afán, pero sé que a veces los afanes se multiplican y hasta se triplican, pero para todo eso también sale el sol. Hoy quizás te levantaste tan cansado o cansada, tan decepcionada de hacer y hacer y no lograr nada, de esforzarte en hacer las cosas bien y no ver resultados; o quizás solo quieres descansar.

Te entiendo, yo también tengo días así; pero son esos días los que me muestran el gran amor que Dios tiene para sus hijos, si, en esos días, debemos ir a los brazos de Jesucristo y decirle cuan cansado estamos, cuanto anhelamos ayuda, cuanta falta nos hace un abrazo...

Dios como omnisapiente sabe perfectamente cómo nos sentimos y que nos hace falta, y también sabe en el momento que necesitamos sus milagros, su perdón y su misericordia. Es justo en esos momentos cuando El desea escuchar nuestra voz diciendo “Padre amado en ti confío”. 

Cuando reconocemos que Dios tiene el poder de cambiarnos la vida, entonces es el momento de Dios actuar y crear delante de nuestros ojos un bello amanecer.

Hoy es un buen día para decirle a nuestro Padre eterno, cuanto le amamos y cuanto necesitamos su ayuda, recuerda que Él está allí para socorrernos, y para mostrarnos cuanto nos ama. Ven hoy a los brazos amorosos de Jesucristo, pídele en oración que venga en tu auxilio, y prepárate espiritualmente para recibir sus milagros.

Recuerda que Dios es bueno todo el tiempo y que todo el tiempo Dios es bueno. Dios te bendiga, y recuerda que hay Oloracielo. 

 


De la desorganización a la organización.

  A veces, cuando tenemos mucho estrés, provocado por las muchas horas de trabajo, las pocas horas que dedicamos a dormir, por los compromis...