jueves, 27 de mayo de 2021
miércoles, 19 de mayo de 2021
En la cúspide de la soberbia.
Cuando el ser humano cree tener poder,
se cree con el derecho también de pisotear, amedrentar, minimizar y hasta
maltratar a sus semejantes; no sabiendo que Dios en su omnisapiensa da
seguimiento a cada acción humana por más insignificante que parezca, hasta que,
por sus propios hechos, el hombre reciba la recompensa de sus propias acciones.
No es casualidad que, en los tiempos
antiguos, se tenía la creencia de que las personas pagaban sus pecados
padeciendo enfermedades o carencias de toda índole. Esto queda reflejado en uno
de los libros más antiguos de la existencia humana, la biblia. Y hablando de
libros antiguos, tenemos que el más antigua (registrado) es el "El sutra
del diamante" y en el mismo podemos encontrar palabras de sabiduría, donde
enseña al hombre el desapego a lo material e incluso a lo mental y a la no pertenencia
de las cosas. En este mundo ciertamente estamos de paso; es por eso que muchas
veces me detengo a reflexionar en el resultado que pudiera tener el apego
material a las cosas de este mundo, pienso en lo insensatos que llegamos a ser,
cuando pensamos que, alcanzando una posición importante en un trabajo, o cuando
logramos tener cosas materiales ostentosas y caras, esto nos da el permiso de
oprimir a nuestros prójimos.
Jesucristo mientras estuvo en el
desierto pudo experimentar en carne propia lo que era la escases en sentido
general de todas las cosas, pero sin lugar a duda lo único que no le falto
nunca fue el amor del padre Eterno Dios; tanto así, que fue su único
sustentador en las pruebas y carencias; y el único que cumplió su promesa al
otorgarle vida eterna y a través del cual obtenemos el perdón de nuestros
pecados.
Hagamos un ejercicio en el día de hoy, mirémonos
en un espejo y contemos las bendiciones que Dios nos ha dado; y estudiemos la
forma de comportarnos ante los demás y con nosotros mismos.
Recuerda: Dios es bueno todo el tiempo,
todo el tiempo Dios es bueno.
viernes, 7 de mayo de 2021
Los cristianos también nos enojamos.
Efesios 4: 26-27
Airaos,
pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.
Nosotros como cristianos también tenemos derecho a
enojarnos; tenemos permiso para expresar nuestras frustraciones, pero la
palabra de Dios nos dice muy claro cómo debemos hacerlo.
Seguro haz tenido días en los cuales te has sentido tan
frustrado que piensas en la necesidad de renunciar a lo que haces o a lo que
dices, y hasta puedes sentirte decepcionado de ti mismo; te tengo noticias,
puedes mostrar fuera de ti esa frustración, ese enojo, esa incapacidad de poder
resolver alguna cosa; Pero debes tener presente que no debemos dejarnos llevar
al terreno del enemigo de Dios, y tampoco permitamos que el día termine sin
haber reflexionado en lo que ha pasado, y en pedir perdón, en orar los unos por
los otros.
Dios
es sumamente bueno, y cada día renueva el reloj de nuestras vidas y vuelve a
regalarnos 24 horas más; para que reflexionemos, para que meditemos en su
palabra, para que perdonemos, para que seamos capaces de hacer buenas acciones,
de dar un poco de todo lo que Dios nos da cada día.
Dios
da en abundancia a los que piden con fe. Hoy decide ser consiente de tus
acciones, ten presente que puedes enojarte, pero nunca le des lugar al enemigo;
que no termine tu día sin reflexionar en tus acciones, y sin pedir perdón a las
personas con quien has tenido conflicto en algún momento; también pídete perdón
a ti mismo por si te sientes mal por haberte enojado. Recuerda puedes hacerlo,
pero sin alejarte de Dios.
Dios
te bendiga abundantemente.
sábado, 1 de mayo de 2021
El hospital divino.
La palabra hospital significa: Establecimiento destinado a proporcionar todo tipo de
asistencia médica, incluidas operaciones quirúrgicas y estancia durante la
recuperación o tratamiento, y en el que también se practican la investigación y
la enseñanza médica. Tomando en consideración
esta definición, quisiera que me acompañes a analizar un poco a la iglesia como
hospital divino.
La iglesia fue diseñada para personas que
están buscando salvación a través de Cristo, es especialmente para esas
personas; aunque no discrimina, ni hace (o no debe hacer) acepción de personas;
es por esto que podremos encontrar diversidad de caracteres de personas
diferentes que tienen necesidades diferentes e incluso gustos diferentes.
Lo que podríamos encontrar en común es el
objetivo con el que vamos a la iglesia, o la forma en que la mayoría de las
personas llegan a la iglesia. El objetivo es conocer más de Cristo, de su amor,
de su persona y sobre todo alimentar la bendita esperanza de algún día poder
verle cara a cara. También podrimos decir que la mayoría de los fieles
feligreses de las diversas iglesias, llegan a ella vacíos, rotos, desesperados,
con mil preguntas por contestar, etc.
Son personas que tienen defectos como
todos, que tienen necesidades como todos, que viven y respiran como todos; con
problemas diferentes, pero que no dejan de ser problemas. Son personas que están
buscando a Cristo de una forma u otra. Pero mientras buscan esto debemos estar
conscientes de nuestras debilidades, imperfecciones y defectos; ya que si no
hacemos esto, no podremos salir airosos del hospital, Se convertiría en un
lugar de refugio permanente, pero en donde inevitablemente moriremos sin
ninguna esperanza.
Esas personas creen que la gracia y la
misericordia de Cristo son un real poder divino, que es más grande que sus
pecados, dudas o carencias; por esto aceptan la gracia de Cristo y creen
profundamente que pueden llegar a ser transformados en nuevas criaturas que
puedan reflejar el carácter de su Señor.
La similitud del hospital con la iglesia
es justo esta, vamos a estos lugares enfermos, vacíos, desesperados, con muchas
dudas o dolores, y lo que deseamos en lo más profundo de nuestros corazones es
encontrar solución a todas nuestras situaciones. La iglesia es el lugar
dispuesto por Dios para personas que se reconocen débiles y pecadores, Y la condición
principal para llegar a ser santos es permanecer en Cristo, así como la condición
que nos dan los doctores en los hospitales para sanarnos es que podamos seguir
al pie de la letra las instrucciones dadas por ellos para poder sanar o
mejorar.
Es por esto que dentro de la comunidad de
creyentes, reconociéndonos pecadores, debemos entender y actuar con
misericordia, con aquellos con los cuales compartimos ese lugar de sanación y
crecimiento. Creyendo que nuestro Dios suplirá todo lo que os falta conforme a
sus riquezas en gloria. (Filip. 4:19)
Es por esto también que la iglesia no
debe ser un lugar donde pensemos que no nos vamos a encontrar con personas que
tienen su vida completamente arreglada, sin defectos de carácter, sin
debilidades, sin carencias espirituales e incluso caídos. (Texto tomado del
libro ¨Peligro, !Santos en Construcción!, pág. 37).
Recordemos siempre pues, que la iglesia
es un hospital de Dios creado para darnos salvación, sanidad y vida eterna.
Dios te bendiga rica y abundantemente. No olvides ayudar al prójimo.
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