lunes, 4 de agosto de 2025

El cumplimiento de la ley.

 



Querido amigo/a, el tema sobre el cumplimiento de la ley y la relación entre la Ley de Dios y la crucifixión de Cristo siempre ha sido, y será, un tema complejo pero fundamental para la comprensión de la fe cristiana. Actualmente muchos afirman que la ley ya no es necesaria para la salvación, y es cierto en un sentido, pero es de suma importancia (primero) entender el contexto completo para evitar malinterpretar la enseñanza bíblica.

En la antigüedad podemos ver primero la ley que Dios le dicto a Moisés en el monte Sinaí (Los diez mandamientos, Éxodo capítulo 19 y 20) y también las leyes que el mismo Moisés escribió para encaminar y dirigir al pueblo (leyes morales y ceremoniales); no obstante, hoy quiero resaltar los aspectos más importantes de ambas, a mi juicio personal.

Los Diez Mandamientos, sin duda son un resumen conciso de la ley moral de Dios, un reflejo de Su carácter santo y justo. Aunque la crucifixión de Cristo nos libera de la condena de la ley (la pena por su quebrantamiento), no nos libera del cumplimiento de sus principios.

La idea de que los cristianos están "libres" de los Diez Mandamientos a menudo se malinterpreta. No estamos libres de obedecer los principios morales que reflejan. La diferencia crucial reside en cómo obedecemos:

  • Antes de Cristo: La obediencia a los Diez Mandamientos era un intento de ganarse la justicia de Dios, una búsqueda infructuosa, porque nadie puede cumplirlos perfectamente. (Romanos 8:3) La ley revelaba nuestro pecado y nuestra necesidad de un Salvador.
  • Después de Cristo: La obediencia a los principios morales de los Diez Mandamientos es un fruto de nuestra nueva vida en Cristo. El Espíritu Santo nos transforma, capacitándonos para amar a Dios y al prójimo, reflejando el carácter de Cristo. (Gálatas 5:22-23) No es una obra para ganar la salvación, sino una expresión de nuestra gratitud y amor por Dios, una respuesta natural a Su gracia.

Por ejemplo, el mandamiento "No matarás" (Éxodo 20:13) sigue siendo un principio moral fundamental para el cristiano. No lo obedecemos para ganar la salvación, sino porque el amor de Dios en nuestros corazones nos impulsa a respetar la vida humana. Si fallamos, la confesión y el arrepentimiento, junto con la gracia de Dios, nos restauraran.

Por otro lado, tenemos la ley de Moisés (estructura en el pentateuco, que son los primeros cinco libros de la Biblia, para regir lo social, lo religioso y legal en el pueblo de Israel), que sirvió para varios propósitos:

  • Revelar la santidad de Dios: La ley muestra la perfección y santidad de Dios, contrastándola con la imperfección del ser humano. Exponía el pecado, mostrando nuestra incapacidad para cumplirla perfectamente. (Romanos 7:7-13)
  • Guiar al pueblo de Dios: La ley proporcionó un marco moral y social para el pueblo de Israel, regulando su vida en todos los aspectos.
  • Preparar el camino para el Mesías: La ley sirvió como una sombra de las cosas por venir, apuntando hacia la necesidad de un Salvador. (Hebreos10:1)
  • Organizar la vida social y política: Las leyes regulaban la vida social, incluyendo las relaciones familiares, las normas de justicia, los sistemas económicos y la organización del gobierno. (Éxodo 21-23; Levítico; Números) Buscaban establecer una sociedad justa y ordenada.
  • Proveer un sistema de justicia: Las leyes establecían un sistema de justicia con normas para juzgar los conflictos y garantizar la equidad. (Éxodo 21-23; Deuteronomio) Este sistema buscaba proteger a los débiles y vulnerables.

La crucifixión de Jesucristo marcó entonces, un punto crucial en la historia de la humanidad. Jesús, siendo perfecto y sin pecado, cumplió la ley en su totalidad. Él murió en la cruz como sacrificio por nuestros pecados, pagando la pena que nosotros merecíamos. (Romanos 3:21-26) Este acto de sacrificio nos reconcilia con Dios.

¿Significa esto que la ley ya no es relevante? No completamente. La respuesta es matizada (quiero decir que no es una respuesta simple de "sí" o "no"):

  • La ley como norma de justicia: La ley ya no es el medio para nuestra justificación ante Dios. No podemos ser declarados justos por cumplir la ley, pues nadie puede hacerlo perfectamente. Nuestra justificación viene únicamente por la fe en Jesucristo y Su sacrificio en la cruz. (Romanos 3:28; Gálatas 2:16)
  • La ley como guía moral: Aunque no somos justificados por la ley, la ley sigue siendo una guía moral para los cristianos. El amor a Dios y al prójimo, el corazón de la ley (Mateo 22:37-40), sigue siendo un principio fundamental para la vida cristiana. El Espíritu Santo nos capacita para vivir una vida que agrada a Dios, guiándonos a través de la convicción y la transformación interior. (Gálatas 5:16-26)
  • La ley como reflejo de la gracia: La ley revela la necesidad de la gracia de Dios. Al experimentar nuestra incapacidad para cumplir la ley, reconocemos nuestra necesidad del Salvador. La ley no nos salva, pero nos lleva a Cristo.

En resumen, la crucifixión de Cristo no abolió la ley en su totalidad, sino que la cumplió y la trascendió. No somos justificados por la obediencia a la ley, sino por la fe en Jesucristo. Sin embargo, la ley sigue siendo una guía moral y un reflejo de la santidad de Dios, que nos ayuda a vivir una vida que le agrade. El Espíritu Santo nos empodera para vivir de acuerdo con los principios de amor y justicia que la ley revela.

Te invito a orar con sinceridad, para pedirle a Dios que nos ilumine en la comprensión de la relación entre la ley y la gracia en Jesucristo.

Pensamiento positivo: "Así que, hermanos, nosotros somos deudores, no a la carne, para vivir conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, habéis de morir; más si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis." Romanos 8:12-13 (RV1960). El Espíritu Santo nos capacita para vivir una vida de victoria sobre el pecado.

Oración del día: Bendito Dios y Padre bueno y eterno, toda gloria y honra sean dadas a ti; gracias por la oportunidad de poder estudiar tu palabra cada día, gracias porque nos das una oportunidad más para poder acercarnos más a ti por medio de la oración; Gracias por los Diez Mandamientos, que nos regalaste desde el principio de los tiempos con la finalidad de poder, por medio de ellos, acercarnos más y asemejarnos a ti, gracias porque hoy permanecen como referente de justicia, de moral y de tu amor para cada uno de nosotros. Danos la oportunidad de poder comprender tu ley, amarla, respetarla y aplicarla a nuestras propias vidas; ayúdanos a vivir tu amor, en el nombre poderoso de Jesucristo, y por la sangre de Su sacrificio derramado en la cruz del calvario por nosotros. Amen. 


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