La
tercera carta del apóstol Juan refiere el deseo de que los que conocen la
verdad sean prosperados en la misma medida en que prosperan en su vida
espiritual, y nos invita a reflexionar en cómo debería ser el comportamiento de
los que profesan la fe en Jesucristo. Aunque muchas veces solo conocemos este
verso (3Juan 2), pero esta carta tiene mucho más que ensenarnos.
El
apóstol cita dos aspectos importantes de la vida de un cristiano, el primero se
encuentra en este verso: "Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún
servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos" (3Juan 5), que
refiere el servicio a los demás en especial a aquellos que no conocemos, a
aquellos que no queremos impresionar; recordemos que el ministerio de
Jesucristo se fundamentó en el servicio a los demás, no solo a los apóstoles
que caminaban con él, sino a todo aquel que por una causa u otra se acerba a Él,
sin importar su propósito.
El
segundo aspecto lo vemos en el verso 11: "Amado, no imites lo malo, sino
lo bueno...", el apóstol había referido en el verso anterior (10) el hecho
de que Diótrefes era una persona que le gustaba ser el centro de atención y que
“parloteaba con palabras malignas” sobre los hermanos y que no recibió a
los que querían cooperar con la obra de evangelización. Dice más: "El que
hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios";
Que triste será aquel día cuando nos encontremos frente a frente con nuestro
Dios y seamos juzgados con su justicia (que es perfecta) y miremos alrededor
todos los hechos por los cuales estaremos siendo juzgados, y digamos para
nuestros adentros, "pude haberlo hecho mejor".
Amados,
hoy la invitación es para que examinemos nuestras acciones, sin apasionamiento
alguno (de ningún tipo) y podamos identificar, cuáles son esas cosas que
estamos haciendo, y que no le agradan a Dios, que no darán buen testimonio de
nosotros, que no son las cosas que representan a Cristo en nuestras vidas; Sin
escuchar las voces externas, que son expertas en señalar, juzgar y resolver
vidas ajenas, con un dedo acusador que lastima, hiere y separa...
Hoy
te invito a reflexionar en esta tercera carta del apóstol Juan para que
encontremos esos pequeños pasos que debemos dar, para que de nosotros se de
buen testimonio, como dice la carta, que “TODOS” daban buen testimonio de
Demetrio.
Hoy
planifiquemos organizar nuestras vidas, invitar a Jesucristo a que viva en
nosotros, a que perdone nuestros pecados, carencias y que nos ayude a
identificar esas áreas de nuestras vidas que deben ser renovadas con el poder
del Espíritu Santo. Y que la paz de Dios este en nosotros y se refleje en
nuestro trato a los demás, en nuestra forma de pensar, hablar y tomar decisiones.
Dios
te bendiga y te acompañe en este viaje de transformación espiritual. Recuerda
que servir a los demás es un acto de amor, y que todavía hay Oloracielo.
Oración
del día: Bendito Dios,
glorificado sea tu nombre porque santo eres. Hoy Señor te entrego mi vida de
una manera plena, todo aquello que me aleja de ti, que da mal testimonio de lo
que quiero ser en ti, ayúdame a identificarlo y cambiar todo lo que no me deja
crecer como seguidora (o) de Cristo; entre tus discípulos habían toda clase de
personalidades, actitudes, pensamientos y comportamiento, pero cada uno de
ellos fueron fortalecidos con el poder tu Espíritu Santo y transformados por
ese poder transformador que solo tu posees, y es por eso que, hasta hoy
permanece tu palabra entre nosotros. cámbiame, hazme digna (o) de ser llamada
(o) tu hija (o). En el nombre y por la sangre de Jesucristo oro. Amen.